Reencontrarse más de un año después con un amigo, es algo muy gratificante. Pero si es con Javi… no se queda solo en eso. Es volver a los 18 años, a recordar todas las anécdotas de nuestros primeros años en Madrid.
No es necesario hablar cada día para saber, sin dudarlo, que es y será uno de mis mejores amigos. Cada vez que ha tenido oportunidad de demostrarlo… lo ha hecho, y eso vale más que 100 llamadas diarias.
Hacía tiempo que no nos juntábamos todo el “grupo” (La Tortupandi, que es el apodo que al parecer nos habían puesto y del que nos enteramos el otro día, 6 años después, jeje). Y mereció la pena, vaya que si mereció, aunque hubiera que esperar un año para hacerlo.
El sábado fui feliz, y creo que la sonrisilla me durará bastante tiempo. Hay veces que se dice la frase: “…hay cosas que nunca cambian…” en sentido negativo. Yo hoy la puedo decir en sentido positivo. Afortunadamente… HAY COSAS QUE NUNCA CAMBIAN, y esas cosas son las que día a día me hacen darme cuenta de que venir aquí fue una de las mejores decisiones de mi vida.
Como aquella canción...
Publicado por ACD a las 12:45
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