Con mis Adidas, a la 'mani'



En esta mañana de vuelta a la rutina... tengo la suerte de que mi jefe no parece estar en la oficina, por lo que no va a tener el placer de ver mi careto de dormido. Como no tengo mucho que hacer... estoy leyendo noticias para ponerme un poco al día de lo que ha pasado esta semana. Y entre los artículos que he leído, además del nombramiento de José Blanco como ministro (que es caso aparte y ya comentaré cuando esté más inspirado), me quedo con este que he encontrado sobre los manifestantes antisistema que "revientan" todas y cada una de las cumbres mundiales sobre economía o cualquier otro tema relacionado:

...Quizás acudir a una marcha antiglobalización con una camiseta Adidas -por más que se parezca a una hoja de maría- no sea lo más adecuado. Y es que puede dar la impresión de que es usted uno de esos activistas que también lleva unos Levi’s antiglobalización; de esos que después de la mani se fuman un Marlboro antiglobalización o se toman un cubata con Coca-cola antiglobalización.

De esos que hacen una llamada desde su Nokia antiglobalización para decirle a sus colegas -que están en sus casas con muebles Ikea antiglobalización- que miren, en la pantalla de una Sony antiglobalización, la que han armado en Rostock.

Quizás el problema de estas manifestaciones, programadas sólo durante las cumbres G, es que ya forman parte del mismo sistema al que critican. Es decir, el sistema ya sabe que se van a producir y está preparado.

Por eso, por muchos escaparates que se rompan, por mucho mobiliario que se destroce o por muchos coches -de vecinos que aún están pagando las letras- que se quemen, lo único que se consigue es que los policías cobren horas extras, las televisiones puedan rellenar los informativos y los reporteros se saquen un pellizco por las fotos en las que ustedes salen también cobrando, pero hostias.

No debemos olvidar que este sistema tan criticado es el que, en parte, hemos construido nosotros mismos. ¿O es que cuando los bancos nos ofrecían hipotecas-basura nosotros les decíamos: no gracias, que no podré pagarla? ¿O es que durante la edad de oro del ladrillo todo el que pudo no saco tajada?

Vivir fuera del sistema es una utopía, pues hasta el más pintado acabará consumiendo algún producto de cualquier multinacional, aunque sea un medicamento que le salve la vida...

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