¿Qué hace un chico como tú en un sitio como este? (Marrakech)




Acabo de llegar de un viaje de 4 días a la ciudad marroquí de Marrakech. Está situada en el centro del país, cerca de la cordillera del Atlas (que atraviesa el país de norte a sur).
No es un sitio en el que se puedan ver una gran cantidad de monumentos, grandes palacios o inmensos jardines. Es un lugar en el que lo mejor que uno se lleva es la sensación de tener una gran suerte de haber nacido donde ha nacido. A pesar de ser el país más occidentalizado de África, se respira pobreza por todos lados, y eso te invita a pensar si ese Dirham (Moneda de Marruecos) que estás regateando por la pulsera es justo o no.
En Marruecos, la mayoría de la población es de religión musulmana, por lo que no es extraño que sigan unas costumbres diferentes a las nuestras.
Para empezar, es prácticamente imposible encontrar bebidas alcohólicas en los restaurantes o supermercados. Tampoco probaréis la carne de cerdo en toda vuestra estancia, ya que los musulmanes lo tienen prohibido. Acostumbraréis el oído a los "llamamientos" del "Imán" a la oración desde la torre de las mezquitas (5 veces al día).
Fuera de todo eso... todo funciona más o menos como en España.
Cuando te ven la cara de guiri, se acercan a ti como hienas buscando que les compres la babucha "de última generación" o el "collar de culo de camello" por un precio que nunca pagarías en España por unos zapatos.
Entonces tú reaccionas diciéndoles que no, que les pagas como mucho una cantidad que (sin tú saberlo) dobla el precio de la babucha (que ni fabricada a mano ni nada, está traída de Pekin capital).
El morito, indignado te llama de todo hasta que decides marcharte. Y justo cuando te das la vuelta... te hace una "última oferta irrechazable", que es un poquito más de lo que tú ofreciste. Total, que te quedas la babucha, la pulsera y un saquito de especias que te encasquetan, y con cara de tonto, ya que sabes que te han timado.
Así funciona todo, hay que regatear para coger un taxi, para tomar un té, para comprar jabón... es divertido las 2 ó 3 primeras veces... pero acaba cansando, os lo aseguro.



Bueno, y volviendo a la ciudad... tiene un centro neurálgico que es la plaza Jamal el Fna. Allí se junta la mitad de la población (guiris y no guiris) y se puede ver de todo. Desde encantadores de serpientes a contadores de historias, pasando por las tatuadoras de Henna o los que te hacen una foto con un mono.
De día encuentras eso, pero de noche, en un abrir y cerrar de ojos... llenan la plaza de puestecillos en los que te dan de comer lo típico de allí (Tagine (guisos de carne con especias) o Cus-cus), compartiendo mesa con otros 10 comensales. Comiendo con la mano derecha, por supuesto, que el tenedor... no se estila en los chiringuitos, jeje.

Alrededor de la plaza surgen numerosas calles con puestos de telas, especias, souvenirs y todo lo que puedas imaginar. Es lo que llaman Zoco, y es de paso obligado para cualquier turista de Marrakech.




También merece la pena visitar el Palacio Real o el Palacio de la Bahía (son Alhambras en pequeñito). Y el barrio judío, que es donde uno se da cuenta de la inmensa pobreza en la que viven la mayoría de habitantes de Marrakech.

Resumiendo, no es la ciudad que más me ha gustado, pero el cambio de cultura merece la pena verlo (ya sea yendo a Marrakech o a cualquier ciudad similar), porque es donde uno se da cuenta de lo mucho que tiene y aprende a valorarlo.

A la ciudad... le doy una nota de 5 sobre 10. Al viaje... de 9 sobre 10 :P

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Te gustó la comida??? buaaaa yo la odiooooo!!!!

Que bien redactas jodioooo ajajaja