Calentando asiento


Posiblemente muchos de los que estéis leyendo este artículo ahora pagaríais por estar en mi situación actual. Levantarse a las 8:30, ducharse, desayunar con calma y salir hacia el trabajo. Llegar al trabajo a las 10 y comprobar con gran “alegría” que, un día más, no tienes NADA que hacer allí. No hay labor asignada para ti. Ni siquiera una de esas tandas de 375 pruebas que solías hacer hace 15 días, quejándote de lo monótonas y aburridas que resultaban.

Este es el 8º día laborable consecutivo en el que mi máxima tarea ha sido levantarme de la silla, recorrer 20 metros, introducir 40 céntimos de Euro y sacar una botella de agua.

Me he leído todos y cada uno de los periódicos digitales existentes (desde los más serios hasta los panfletos más cutres). Me sé de memoria la crónica del partido del Madrid, la vida oculta de la novia de Paquirrín y cómo cocinar un huevo de 100 formas diferentes.
Son las 13:10, y aún conservo la esperanza de que, en la hora y algo que me queda aquí aparezca mi jefe con algo nuevo, una llamada a Alemania que hacer, un correo que enviar o un fax al que poner papel. Aunque parafraseando a los grandes Ramonchu y Anita Obregón en ¿Qué Apostamos?… “¡¡500.000 a que NO!!”.

La frustración que uno siente al saber que, no solo no va a hacer nada, sino que no puede aportar nada más allá que ocupar su asiento religiosamente para cumplir el expediente... es enorme.

De niño siempre sueñas con que todas las clases fueran un "recreo". Pero ahora veo que, tampoco fue tan malo que hubiese unas cuantas horas de "mate", "cono" o "inglés" entre un recreo y el siguiente.

La mayoría pensaréis que menudo niño más caprichoso este, que encima de tener trabajo, de no tener agobio, de tener un horario de lujo… se queja. Acepto la crítica y la respondo con un “ya ves…”.

En breve me responderán de un nuevo trabajo diciendo si me han aceptado o no. Ojalá la respuesta sea positiva (os informaré de ello). Entonces… ya podréis leer la 2ª parte de esta trilogía donde me quejaré del exceso de trabajo y del no poder ni leer quién es la nueva novia de Paquirrín.

Qué le voy a hacer si yo… nací en el Mediterráneo… jeje.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No te quejes tanto, y ocupa tu tiempo libre en cosas de provecho , tamos todos en etapas bajas y no es fácil sobrellevarlo, pero en esos momentos es cuando surgen ideas más creativas y hay tiempo `para poner en marcha otros proyectos, no se trata de lamentarse por el contrario hay que prepararse para el futuro ¡ ah ¡ y da gracias por tener lo que tienes, de momento tienes una beca y una formación sólida que hay que seguir consolidando . Mira un poco a tu alrededor y no te centres solo en ti mismo. Es un consejo de alguien que te quiere un montón .