Mad world...

Hace unos días que no escribo. Primero, porque ando más liado que la pata de un romano. Y segundo, porque no encontraba la forma de contar lo que tenía en mente.
Tenía claro el tema del que trataría la siguiente entrada que escribiese, pero no sabía cómo contarlo.

No imagino lo duro que tiene que ser perder a un familiar siendo consciente de ello (afortunadamente, cuando me ha tocado a mí…era un renacuajo y no lo pasé tan mal como “debería”).

Hablar con la gente y profundizar un poco en sus vidas ayuda a empezar a comprender esa sensación. Al final, uno siempre acaba diciéndoles los mismos “topicazos”, que no por tópicos dejan de ser más ciertos: que si “la vida sigue, sé valiente y adelante”, que si “seguro que allá donde esté, cuidará de ti”… sin saber si, en realidad, al que se lo estás diciendo le vale para algo más que guardarlas en el cajón de las frases tópicas.

Yo no sé cómo reaccionaría si me pasara a mí y tuviera que escuchar estas palabras (espero tardar mucho en saberlo). Cada uno lo toma como quiere o como buenamente puede, está claro. Pero para mí, la forma ideal de afrontarlo sería, a partir de ese momento… actuar de tal forma que la persona que no está se sienta tan o más orgullosa de uno, como cuando estaba delante para verlo.

Así que, para aquell@s que os ha pasado esto hace poquito, y habéis tenido la deferencia de compartirlo conmigo… ahí dejo esta “entrada-homenaje”, con el mayor cariño posible. Siento no haberos aportado más que las frases hechas que describo arriba, pero que conste que os tengo muy presentes en mi día a día.

Para lo que queráis… aquí tenéis 2 orejas grandes que os escuchan, para todo lo demás… Master Card :P.

Un abrazo fuerte

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